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Teresa Wilms Montt: Campanadas en el espejo

Por : Yuly Durango y Eduardo Cano

María Teresa de las Mercedes Wilms Montt (Viña del Mar, 8 de septiembre de 1893 – París, 24 de diciembre de 1921). Poeta y escritora chilena de principios del siglo XX. Precursora del feminismo, sólo un objetivo persiguió en su corta vida, convertirse en escritora.

Teresa Wilms nació en el seno de una familia acomodada y conservadora que no aceptó su deseo y destino como poeta. Su reacción frente a la orientación que sus padres le imponían fue escaparse con un amor de juventud. Intentando huir del yugo familiar, se casó muy joven con sólo 17 años con Gustavo Balmaceda. A esta unión se opusieron las familias de ambos. Tuvo dos hijas del matrimonio que comenzó a desmoronarse debido a los celos y el alcoholismo de su esposo, quien además se oponía a la aparición pública de Wilms en escenarios con intelectuales de la época y al desarrollo de su espíritu creador.

Wilms tuvo que luchar por configurar una identidad intelectual en una época en la que la mujer era relegada únicamente al ámbito privado y doméstico. Fue internada a la fuerza en un convento después de que su esposo la acusara de adulterio y sometiera sus acciones a un juicio familiar que llegó a la conclusión de negarle la custodia de sus dos hijas y privarla de la libertad en un recinto de reflexión, el convento de la Preciosa Sangre. Se le solicitaba además que se declarara loca por sus acciones inmorales y para que el hecho no opacara el honor de su familia. A esta solicitud se negó rotundamente. Después de meses de encierro tuvo su primer intento de suicidio subiendo a la cúpula de la iglesia.

Algunos amigos, entre ellos Vicente Huidobro, la ayudaron a huir a Buenos Aires. En esta ciudad será publicado su primer libro, Inquietudes sentimentales (1917) y se consagra como poeta en el círculo intelectual. También vivirá en Nueva York, Madrid y París. A esta ciudad llegarán de visita sus hijas con la familia paterna, logra compartir con ellas breves días, pero luego regresan a Chile.

Teresa Wilms decidirá terminar con su vida en 1921, después de soportar una profunda depresión, sumado a los conflictos familiares que nunca logró resolver. El rechazo de su madre por escaparse de casa, La amonestación de su padre por llevar una vida ajena a los valores de la época y el hostigamiento de su esposo que nunca permitió que se divorciara ni ver a sus hijas.

La experiencia poética

La atracción feroz del signo poético adquiere en Teresa Wilms Montt una fuerza inagotable. Los poemas que componen Anuarí nos adentran en esa dimensión melancólica donde la vida y la muerte conviven en el signo. Anuarí es más que una elaboración poética sobre la muerte del otro, es una exploración del poder del signo y de su capacidad para crear subjetividad allí donde la muerte parece dominarlo todo. La palabra en lugar de congelarse en el acontecimiento de la muerte y de la ausencia se transforma en signos de mutación cadavérica, en pensamientos de pesadez infinita, en vuelo de imágenes que nacen de una tumba abierta al cuerpo, al cuerpo del que brota la promesa de la canción acuática, umbral de revelación y posibilidad de salvación en el poema.

La aventura poética de Teresa Wilms Montt nos recuerda que la poesía y la literatura se alzan contra la muerte y son rebelión de nuestra carne mortal que encuentra en el signo poético el recurso para vivir más allá de la funesta materia. Triunfo sobre la desaparición que nos acerca a nosotros mismos y da cuenta de nuestra propia naturaleza que se resiste a ser determinada por la materialidad de lo viviente. La historia de la poesía evoca nuestra manera de elaborar nuestro ser y el del otro.

Desde el mito de Orfeo, el poeta que desciende al infierno en búsqueda de su amada Eurídice, vemos que la poesía intenta dar una cura o una respuesta a lo que se evade de nuestra percepción. En el romanticismo el tema de la muerte, la separación de los amantes, el mundo del sueño como espacio revelador y de encuentro con el revés del ser, es un signo diciente y esencial. Poetas como Novalis y Hölderlin representan este anhelo de reconocer el lado oscuro de la existencia y la posibilidad de triunfar sobre la muerte en el poema. En América la poesía fue marcada fuertemente por la elaboración de un signo poético que tuvo en la experiencia de la muerte un alto poder de visión. Tenemos casos como el de Edgar Allan Poe y Amado Nervo en los que vida y obra se entrelazan de tal manera que se suele confundir el autor con el yo poético de su escritura.

Sin embargo, la experiencia poética de Teresa Wilms Montt no sólo nos acerca al testimonio de una mujer que escribe y que encuentra en la escritura la posibilidad de expresarse y ser libre, sino también un claro ejemplo de cómo el mito se transforma y se actualiza. Wilms desciende a través de la poesía a esas regiones donde la prohibición levanta sus velos a los mortales. Sus poemas son emanaciones de la Isis antigua que revela los misterios a quien se aventura más allá de lo confortable y conocido.

En la poesía de Wilms se concreta el amor como una manera de ser y perecer, estamos ante imágenes poéticas que intentan sacudir el cuerpo de su sueño pesado, de liberar las posibilidades de la mujer más allá de la maternidad o del amor. La escritura es este más allá donde hay una realización de la subjetividad, un espacio para la relectura, para la transformación de la inquietud en signo.

Obras de Teresa Wilms:

  • Inquietudes sentimentales, 1917.
  • Los tres cantos, 1917.
  • En la quietud del mármol, 1918.
  • Anuarí, 1918.
  • Cuentos para hombres que son todavía niños, 1919.
  • Lo que no se ha dicho, antología, 1922.
  • Obras completas, compilada por Ruth González-Vergara, Editorial Grijalbo, Barcelona, 1994.

Selección poética de Anuarí

VI

Traigo del fondo del silencio tu mirada; evoco tus ojos… 
y me estremezco. Aun apagados por la muerte, me producen 
el efecto del rayo. No ha perecido en ellos el poder fascinador.

Son dos faros azules, que me muestran las irradiaciones
magníficas del Infinito; son dos estrellas de primera 
magnitud, que miran hondo sobre mis penas, perforándolas y 
agrandando la huella, hasta abrir una brecha infinita como un 
mundo.

Tus ojos adorados, que fueron reflejo de esa bellísima 
alma tuya, viven ahora en mi mente nutridos de mi propia 
vida, adquiriendo brillo en la fuente inagotable de mis 
lágrimas.

Anuarí. Así como tus ojos me encadenaron a tu vida, 
ahora me arrastran a tu fosa, invitándome con tentaciones de 
delirio. Tus ojos son dos imanes ante un abismo. Yo siento la 
atracción feroz…

XXII

Anuarí. Para llegar a ti sufriría la transformación en 
yerba, pájaro, animal, mar, nube, éter y, por ultimo, 
pensamiento. Para llegar a ti me uniría a la secreta fuerza que 
inflama los vientos, y atravesaría el infinito como un meteoro, 
aunque sólo fuera para rozarte, como esos astros rozan la 
superficie del cielo.

Anuarí, Anuarí; dulzura que extasías mi cerebro, en
lejanos ideales. Como la luz, he llegado a penetrar la 
naturaleza, a adivinar sus más pequeños gestos en este tiempo 
de inmensa soledad y dolor.

 ¡Y cómo perdono a los hombres todas sus caídas y debilidades!

XXIV

Vagando por bosques solitarios, junto a las lagunas 
estancadas, he pensado en toda la tristeza de esas almas, que 
nacen de un rayo de sol o de luna, y al mirar a su alrededor se 
encuentran huérfanas.

Comprendo el vida del amor, que en un espasmo de 
placer nos hace creer en la nobleza; comprendo que en el beso 
y en la entrega de los cuerpos se busque el veneno del olvido; 
porque ello hace del hombre un dios y de la mujer vaso 
sagrado, urna depositaria de la savia, que es vida de la 
creación.

Anuarí; comprendo que ya muerto el dios amado, las
entrañas de la amada, sin recibir la dulzura de esas perlas 
diluidas, se quiebren de dolor, y permanezcan tristes y 
solitarias, como ánforas antiguas que lloran el descuido de su 
dueño.

Selección poética de Inquietudes sentimentales

IV

Criaturas: si el dolor no fuera tan ilimitado como el infinito, yo habría roto sus límites.

Porque más allá de todo lo que la mente pueda imaginar, va mi alma 
inconsolable, encerrada en su mutismo de duelo.

Criaturas: las llamo, no con la voz que Dios ha dado al hombre para hablar a 
los que aman, las llamo con otra voz creada en el fondo de mi ser por la desolación
inmensa de mi pena.

Vivo de vuestros recuerdos, criaturas; cubierto de lágrimas el corazón, 
lágrimas que fecundan mis bondades, como la lluvia a la tierra que da flores.

Criaturas: vuestros nombres son la llave de un tabernáculo sagrado ante el 
cual ofrendo mi alma en holocausto; son el secreto santo de mi vida, jamás lanzado 
a la profanación.

 Si Dios existe, si no es farsa su justicia y su grandeza, él permitirá en él día
de mi muerte que yo lleve sobre mis labios, redimidos por el inmenso dolor de 
haberlas perdido, la impresión dulcísima de vuestros castos besos; y en mi frente la 
frescura de vuestras manitas adoradas.

VI

¡Espejo! ¿Por qué me reflejas joven? ¿Por qué esa burla arlequinesca? Tú ves 
cómo desfilan por mis ojos mis vejeces y cansancios; ves como mi alma 
atormentada sólo aspira a dormir soñando.

Espejo, tú eres mi hermano gemelo y conoces mejor que Dios mi vida.

Sabes qué claras purezas arrullaron mi juventud; sabes el entusiasmo de 
pájaro que tuve por todo lo bello; sabes mi trágica devoción a las leyendas de 
príncipes encantados… Sabes que una música melodiosa y un canto suave me 
hacían sollozar, y que una palabra de afecto me hacía esclava de otra alma, y sabes, 
también, que todo lo que soñé tuvo una realidad desgarradora.

He salido herida de la dura prueba, sangrando, porque he dejado tras de mí 
pedazos de mi ser.

Tú sabes, espejo irónico, que mi vida no es más que una larga agonía, 
con el raro cortejo de risas carnavalescas.

Acuérdate que el repiqueteo de campanillas, no sólo anuncia fiestas; tras de 
él suele venir también el carro de los leprosos.

XV

Amar quisiera y en un supremo esfuerzo, atravesar los espacios infinitos.
 ¡Amar y morir de amor!
 Sufrir y doblarme hasta tocar la tierra, como el gajo quebrado de un árbol.
 Vivir quisiera, y en ansia de poseerlo todo… morir quisiera.

Si quieres conocer más de esta autora, no te pierdas la oportunidad de participar en el taller de poesía latinoamericana Poesía Life 2.0. Actualmente estamos desarrollando el ciclo poético, Raíces del umbral americano: hacia un revisionismo poético. En este ciclo nos hemos propuesto promover la lectura de la obra poética de mujeres de América, acercarnos a sus contextos, sus retos y aportes como escritoras. Creemos que el aporte de las poetas de América es importante para comprender nuestra historia como seres de la palabra y del poema. 

Taller online Teresa Wilms: Campanadas en el espejo.

Día: Viernes 5 de febrero 2021.

Hora: 4pm. – 6:30pm (Hora Colombia)

Inscripciones en el siguiente formulario https://forms.gle/ftvLjLTefZHnkYZ59

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1 comentario en “Teresa Wilms Montt: Campanadas en el espejo”

  1. Hace muy poco que descubrí este tesoro humano y poético de Teresa Wilms Montt. Quedé muy sorprendida por su calidad poética y su vida rebelde y transgresora. Gracias por esta reseña y selección poética.

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