
A LOS 25

No estás aquí
La ropa y los platos sucios se acumulan
Esta habitación es un desastre
Y no estás aquí.
Gasto mi última moneda
Tengo los bolsillos vacíos
Y no estás aquí.
Me duermo a las 4 de la mañana, despierto al medio día
A veces con resaca
Y no estás aquí.
Evado consecuencias y responsabilidades
Sueño con tener algún talento o ganar la lotería
Y no estás aquí.
Suena alguna canción que te gustaba
Tu foto en mi billetera
Cartas que no te pude entregar
Y no estás aquí.
Perros callejeros
La ciudad se llena de inmigrantes
En las noticias homicidios y guerras que en realidad a nadie le importan
Y no estás aquí.
A…
Ojos felinos cautivadores
invitan a soñar
expresivos e inquietantes
llenos de juventud.
Una sonrisa que ilumina
risa por momentos tierna e infantil
o explosiva y contagiosa como riff de Rock and roll.
Cabello negro como la noche.
Blanca, bella y altiva como la luna llena.
Altera la percepción del tiempo
segundos fugaces en su compañía
horas eternas y pesadas cuando no está.
Noches hablando de todo y de nada
suenan canciones de otros que se inspiraron en musas como ella
una cerveza alejados del resto
el humo de un eterno cigarrillo baila con elegancia entre sus labios mientras la escucho.
Felicidad temporal que quisiera inmortalizar.
Noches sin verla
Pensando qué hace
Camino de arriba a abajo buscando forzar un encuentro casual.
Cambiante como el mar en tormenta
Montaña rusa de mis emociones.
A veces tan cerca
A veces distante
A veces da vida
Y a veces me mata.
Parálisis
A las seis de la mañana, siento arena en los ojos y el pecho congelado.
Entredormido al fin, parálisis del suelo, escucho pasos, logro moverme y como otras veces compruebo que no hay nadie.
Vuelvo a forzarme a dormir, regresa la parálisis, alucino con un perro negro sin pelo que me respira en la cara.
Temo tratar de volver a dormir, me quedo mirando el techo sin ganas de salir de la cama.
“Es el diablo”, me dice mi madre cuando le cuento sobre el perro, pero en este punto no creo en supersticiones y no hay diablo, pero sí infierno y es tu ausencia.

¿Qué pertenece a los nadie? ¿A los que no somos atractivos ni ricos ni exitosos, que no tenemos títulos ni apellido ni bienes ni futuro ni músculos trabajados en el gimnasio ni historias de peleas ganadas o anécdotas de guerra en el servicio militar ni moto o carro ni talento ni facilidad para mentir ni somos favorecidos por la genética? Los que sólo tememos cartas escritas al borde de las lágrimas y una manera de querer «tóxica» según se dice hoy.
¿Qué será de los perdedores de nacimiento? ¿Qué será de los poetas malditos que no somos poetas y soñamos con serlo, los que no dejaremos obra ni unos pocos buenos amigos? Los que nos dormimos con pastillas y licor barato, los que apenas pudimos soñar con ser reyes lagarto o narradores del padecimiento continuo de existir.
De nosotros es la ensoñación diurna y el insomnio eterno, la alegría temporal que se va como agua entre los dedos igual que la Juventud, la falsa felicidad de los amores efímeros, dueños temporales del cariño y las fingidas sonrisas de aquellas que olvidaron sus promesas hechas al calor de la juventud.
Nuestros son los días dormitando y buscando distracciones, las noches bebiendo y rompiendo toques de queda, las madrugadas y las canciones tristes, las películas de personajes solitarios que a diferencia de nosotros encuentran la redención al final.
Nuestras serán las aceras que otros evitarán, las esquinas por las que nadie querrá pasar, los discursos que nadie va a querer escuchar, los escritos como este que nadie leerá, las tumbas que nadie visitará.

Sebastián Botero Restrepo (Medellín, Colombia, 1995). Joven apasionado por el rock, en especial, el heavy metal y la escritura. Entre sus influencias literarias están las lecturas de Charles Bukowski, Andrés Caicedo, Jack London y Edgar Allan Poe; también sigue las novelas de aventura, relatos de terror o suspenso. Ha publicado algunos de sus escritos en la Revista Literaria Ouroboros y en el libro Antología del amanecer (Medellín, 2021). Se desempeña como gestor cultural en la Corporación Ouróboros.
PubliKaciones Literarias
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