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San Juan de la Cruz: el vuelo hacia lo divino

Por Luis Eduardo Cano Álvarez.

Adivinar el trasfondo sin fondo de la poesía de san Juan de la Cruz no es una tarea fácil ya que su misma obra parece indicar su transitar por la noche del sentido y el inminente encuentro con lo divino bajo la forma de lo que trasciende cualquier saber. Hay escondida en su poesía el oro de la eternidad que busca cualquier buscador de tesoros y de recuerdos de un infinito que se escapa cada vez que hablamos o pensamos sobre él. San Juan con su personalidad tan enraizada destaca por el alto grado de penetración en el fondo común, en el representar cotidiano.

Aventurarse en el misterio

Hay que tener bien presente la falta de claridad del pensar corriente para captar la dimensión de eso que nos trasciende y que nos constituye en lo más íntimo del ser. Ir hacia lo no sabido es de todos modos una elección que se fundamenta en la disposición para aventurarse en el misterio. Y se trata de una elección que rebasa la del pensamiento propio; es lo divino mismo lo que viene a tocar al poeta, lo que acude a forzarlo fuera del marco cotidiano de esa representación de lo misterioso y así revelarle lo que está fuera de la representación, de lo que es rebasado por la ciencia.

Más iluminador que ese “y quedéme no sabiendo” no podemos encontrar para mostrar la esencia de esa condición que asume el que se aventura fuera de la común razón de nuestro representar, y más aún en la exploración de sí mismo, pues a lo que se enfrenta este no saber es a renunciar a los beneficios corrientes de nuestra razón, a sus resultados. No es de otro modo la elección de quien trasciende los  parámetros de la ciencia que domina la representación.

San Juan de la Cruz y Juan Ramón Jiménez

Es destacable la cercanía y la influencia que tuvo san Juan en un poeta moderno, interestelar como Juan Ramón Jiménez.  María Ángeles Sanz resalta la semejanza de estos dos poetas en su búsqueda de lo absoluto, de lo inefable, al afirmar: “El absoluto con el que ambos poetas aspiran a unirse ni puede conocerse por medio de la razón humana ni puede expresarse por el lenguaje” (Sanz, 2002, 1650). Así, san Juan al contemplar la divinidad, manifiesta su confusión: “Entréme donde no supe/ y quedéme no sabiendo/ toda ciencia tracendiendo.  (Cruz, 2004, 264). Esto además, le sorprende a Juan Ramón, por el hecho de que ya un poeta había recorrido el camino poético de lo absoluto.

En todo caso se trata de habitar lo misterioso de la noche de la representación, de entender desde un nuevo lugar en el que la razón es insuficiente o al menos superable para la comprensión de lo divino. Lo divino es lo grande para la razón pero no para la revelación íntima que acontece en el poeta Juan de la Cruz. Por lo demás es recurrente en san Juan la denuncia del lenguaje corriente o del representar humano para comprender lo incomprensible. Por eso el quedarse no sabiendo es también un señalamiento de la falta de comunicación de lo misterioso.

Atravesar la transparencia

En palabras de Zambrano, comprender el vuelo de san Juan hacia lo divino, requiere “atravesar la transparencia de su universalidad”, se debe recorrer el mismo camino que ya recorriera el autor en su trascender de todo: “toda ciencia trascendiendo” (1992, 44). Esto con el fin de comprender la necesidad que lo impulsara a emprender su alto vuelo, la necesidad de desatarse de todo, ser libre, desasido; y así encontrar el fuego que le permitió a este poeta hacer de la llama del amor su vida, porque de esa llama brotó alimento a su ser.

María Zambrano encuentra en este proceso místico que atraviesa san Juan, dos sucesos importantes de resaltar: el primero, “el vuelo, el trascender de una criatura mediante la mística y la poesía”; y segundo, “el que esta misma criatura, esta misma mística y esta misma poesía nos sirvan de clave, de señal inequívoca de la sustancia que lo engendrara, de la vida que lo forzó a tan alto vuelo” (1992, 44), vida que condujo al santo a hacerse uno con el fuego del amor.

Se da en esa en ese intento de expresar lo divino un balbucir por pretender decir lo indecible por medios humanos. La poesía en san Juan sólo se produce gracias a un trance, a una situación en la que el poeta es preso de la “inspiración”, esto por la vía que sigue su peregrinar, una profunda vida interior.

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