La comunicación para la cultura de paz se nutre de diferencias y se enriquece con visiones diversas y plurales. Nuestras diferencias son un hecho indiscutible, pero la diversidad hace que podamos vivir en sociedad, que podamos incluso comunicarnos y servirnos de la palabra como elemento de construcción del tejido social.
Somos diferentes y somos otros incluso de nosotros mismos, habitamos la asimetría de una realidad corporal y si nos relacionamos con el otro ahí afuera nos damos cuenta de que no solo tenemos diferencias físicas, sino también psíquicas y culturales. Tenemos habilidades y actitudes que nos dan identidad y que nos enfrentan o complementan con los otros.

(Rostros, tonos de piel, historias y experiencias vividas son parte de nuestras diferencias y nos enriquecen culturalmente.)
Diferentes tonos de piel, formas de rostros, estaturas o tamaños, nuestros sentidos físicos descubren la pluralidad del universo humano y natural como existencia natural y cultural. Prácticas y costumbres nos refuerzan a cada uno en sus propias convicciones, juicios e ideas que varían de un ser a otro.
Cuando observamos y somos conscientes de todo este universo humano y natural que es tan variado, podemos percibir que también el sistema de valores con los que observa cada uno el mundo es diferente. Esto constituye a veces el punto de origen de los conflictos, no coincidimos con el otro y quisiéramos que nuestra visión del mundo fuera la que prevaleciera.
COMPOSICION AUDIOVISUAL
En la actualidad en San Cristóbal este universo de la diferencia y la pluralidad constituye no solo parte de la riqueza social sino también fuente de diversos conflictos. A pesar de los grandes avances como comunidad aun es frecuente la violencia derivada de la intolerancia. La xenofobia, la aporofobia, el rechazo a las identidades emergentes, la exclusión de los individuos y de los grupos por sus orientaciones políticas o culturales, la amenaza y el desprestigio, la sectarización, el individualismo irresponsable, el racismo, el bullying escolar, laboral o social, el acoso sexual, entre otros son algunos de los males que continuamente se viven en los hogares, las aulas y las calles de San Cristóbal.

(El encuentro como forma fundamental de compartir las diferencias y aceptar las visiones y las palabras de los otros.)
La corrupción moral de una comunidad se afianza cuando las acciones y las palabras normalizan la violencia desde cualquier punto de vista. Desde la comunicación comunitaria las alertas se disparan cuando los medios de comunicación locales y nacionales se convierten en la fuente central de la desinformación, el amarillismo y la consolidación de audiencias poco morales e incapaces de diferenciar el bien del mal, se someten a alianzas políticas que promueven la exclusión y realizan campañas de desprestigio.
COMPOSICION SONORA
(CREADO EN EL CENTRO EDUCATIVO TRAVESÍAS EL MORRO, VEREDA TRAVESÍAS , SAN CRISTÓBAL)
Ante semejante situación la comunicación comunitaria desde un enfoque de paz y la palabra no violentas como garantes de la dignidad y de los derechos humanos, ayudan a construir paz cuando fomentan el diálogo, la tolerancia, el respeto por el otro, la inclusión, la autonomía y la libertad de expresión. En la actualidad lejos de favorecer la diferencia y la pluralidad dentro de la democracia y la libertad de ser, algunos medios se orientan a favorecer la opinión pública en contra o a favor de ciertos poderes, muestran un mundo lejos de la realidad y a veces más cerca de la mismidad.

(La agroecología propone una forma de cultivar que se orienta desde la diversidad y la capacidad de coexistir siendo plurales.)
La comunicación para la cultura de paz fomenta el encuentro real como un factor integral de la humanización, privilegia el poder del amor sobre el amor al poder, la ética sobre la técnica, la formación sobre la información, ya que de este modo nutre las capacidades de la sociedad para incorporar las diferencias sin anularlas y orienta al individuo aislado hacia la transformación en un sujeto de derechos y responsabilidades.
