La granja de mi abuelo
Por: Luciana Vesga Barrera
La granja de mi abuelo es muy linda, él siembra tomate, cebolla, cilantro, zanahoria, etc. En la casa vivimos mi papá, mi abuela, mi hermano, el abuelo y yo. Me gusta mucho ayudarle a sembrar y jugar en la manga con mi hermano. Pero, últimamente, encontramos mucha basura regada en la entrada de la casa y mucho más en la manga donde están los árboles de manzanas y limones. No sabíamos de dónde venía tanta basura.
Hasta un día que mientras estaba montada en un árbol comiendo naranjas, desde allí arriba vi a José, mi vecino, tirando basuras, al tiempo que mi padre y mi abuelo sembraban el maíz.

No sé qué hacer para que José no bote más basura, ya que eso daña los cultivos y también afecta a los animales. Así que decidí contarle a mi familia. Ellos me dijeron que habláramos con él, pero pasaron días y días y ellos no hablaron con nuestro vecino. Fue entonces cuando me decidí a tomar el asunto por mis propias manos, me puse a pensar y descubrí una solución: le iba a tirar basura a su granja, así como él trataba la mía. Ya tenía la bolsa de basuras en mis manos, pero reflexioné a tiempo, pues no quería que sus cultivos y animales se dañaran como los míos; entonces decidí hablar con él, contarle sobre el mal que estaba haciendo a la naturaleza con su comportamiento y llegamos a un acuerdo: Él no volvería a tirar basuras y se comprometió a ayudarnos a recoger la basura que ya había arrojado.
Y ya con el problema resuelto, mi familia y yo continuamos muy felices, ya podía jugar con mi hermano en la manga y comer naranjas tranquilos.


El trabajo que me enorgullece es ser recolector
Por: Valeria Restrepo Gómez.
Hola, me llamo Fernando, tengo 31 años y trabajo recogiendo basura de la calle. Este es un trabajo que me enorgullece, ya que, haciéndolo, ayudo al medio ambiente. He decidido convertirme en recolector de residuos para limpiar las calles con el fin de que se vean más limpias y podamos vivir en un ambiente sano.
Así, todo marchaba bien una mañana linda y cálida en la cual Fernando estaba trabajando como todos los días. Esta vez le correspondía trabajar en la vereda Travesías, cuando de la nada salió una señora con la basura en sus manos y se la lanzó. Fernando, confundido, le preguntó:
– ¿Por qué me tiras la basura de ese modo? A lo que ella respondió:
-¡Es tu deber recoger la basura, así que ve por ella!
Fernando continuó: -puede que sea un recolector de basura, pero me siento orgulloso del trabajo que hago y, por eso, no tienes derecho a tratarme así.
Finalmente, la señora, muy apenada, le pidió disculpas y lo ayudó recogiendo la basura.

Cuido mi cascada
Por: Hasly Nicol López Ochoa.
Había una vez una hermosa cascada a donde podíamos ir y jugar, nos divertíamos mucho. Luego, vimos que muchos la visitaban y no la cuidaban, pues acampaban y hacían fogatas alrededor. Allí, también se encontraban animalitos, pájaros, colibríes y muchos otros. Pero, ya no se veía tan chévere porque las personas dejaban mucha basura y les tiraban piedras a los pájaros.

Julio, Esteban y Claudia iban con un perro y lo maltrataban. Una vez, estos amigos conocieron a una niña llamada Camila, cuando ella vio el mal comportamiento que tenían con su mascota les invitó a cuidar el medio ambiente, pues la naturaleza y los animales son parte de nuestro mundo. De este modo, los hizo entrar en razón, empezaron a recoger las basuras y a admirar los pájaros, colibríes y, no sólo eso, también les enseñó que debíamos cuidar los animales de nuestro entorno: nuestras mascotas.

Yo cuido mi bosque
Por: María José Bernal.

Había una vez una gata, Mía, que vivía en la vereda Travesías. Un día, mientras su dueña la sacó a pasear a la cancha, ésta se sentó y la descuidó. Así, Mia se fue al bosque a explorar, se distanció mucho de la casa y se internó en el bosque.
Allí, encontró demasiada basura. Mía decidió seguir subiendo más y más arriba de la casa, encontrándose con más basura que la que había abajo por su casa. Luego, decidió devolverse a la cancha a buscar a su dueña, cuando llegó no la vio por ningún lado. Así que, Mía intuyendo que ya se había ido a casa, también decidió volver a casa. Apenas entró, su dueña la regañó porque se había ido muy lejos y ella la había estado buscando.
Mía quiso enseñarle a su dueña cómo se encontraba el bosque lleno de basura, así que la dueña se devolvió por unas bolsas para ir a recoger los residuos. Mientras subían, invitó también a sus vecinos a que les ayudaran a recoger las basuras, los vecinos aceptaron y empezaron una brigada de aseo con la que pudieron reflexionar que esas basuras las habían desechado ellos mismos. Con esta acción, se dieron cuenta de que todos compartían la responsabilidad de cuidar el bosque, cada uno y cada día.
El camino del río
Por: María José Espinosa
Matías es un joven de 21 años y trabaja en una empresa de reciclaje. Pero, su jefe quiere derrumbar unas huertas de cultivo para construir un bar. Matías se había decidido a ser reciclador no sólo como un sustento económico, sino que quería contribuir con su trabajo al cuidado del medio ambiente, cuidando a las personas y los animales. Unos meses después, el jefe lo despidió por llegar muy tarde. Por esto, Matías se tomó unas vacaciones en el río, junto a la naturaleza. Un día, se perdió en el bosque y apareció en un rio que era muy lindo, pero estaba lleno de basura. Matías se dispuso a recoger toda la basura y el río fue abriendo el camino para regresar a su casa.
Luego de esto, Matías tuvo el sueño de ser empresario y con mucho esfuerzo creó su propia empresa para recoger basuras y cuidar el medio ambiente.


COMUNICACIÓN COMUNITARIA Y RURAL: VEREDA TRAVESÍAS , SAN CRISTÓBAL. 2023.
