Marta Guerra

Marta Guerra, una agroecóloga legendaria

Para aquellos que somos apasionados por el patrimonio inmaterial, la tradición campesina, la tenacidad del que cultiva la tierra, el respeto por el territorio y la sabiduría humilde, el nombre de Marta Guerra se asocia en San Cristóbal con la agroecología. Y somos afortunados por contar con esta mujer que es un ejemplo de vida, tanto por su manera de ser, como por lo que hace y conoce. Cualquiera que la visite experimenta la admiración y el respeto que ella emana.

Personas legendarias en lugares legendarios

En este rincón del paraíso que es San Cristóbal, de gente amable, sencilla y trabajadora, donde la tradición y la historia se funden en un paisaje de contrastes, el tiempo a veces se detiene. La modernidad cultural y económica no logra acallar una tradición que vive en muchos habitantes a quienes les duele este territorio.

Aquí, en contraste con el desarrollo vial y urbanístico encontramos una cultura campesina de amor a la tierra, un paisaje que nos invita a ir de paseo en bicicleta o a caminar sus montañas y sus bosques nativos. En esta reserva nace a más de 2900 metros la quebrada La Iguaná, corazón fluido del corregimiento y también encontramos el páramo más pequeño de Colombia: Las Baldías. Con suerte alcanzamos a observar pájaros exóticos y respirar el aire limpio entre los árboles de la Reserva Ecológica Las Baldías.

En el centro apreciamos la tarima cubierta donde Marta Guerra atiende a sus invitados y les ofrece charlas de agroecología. Fotografía: Andrés Urán. 30/06/2021

Por aquí, en la zona occidental del valle de Aburrá, llegaron los españoles, en su exploración de la zona, hacia el año 1752 en lo que se ha llamado la época de la colonia. Aún encontramos rastros materiales de la historia como una serie de muros antiquísimos de piedra invadidas por el musgo, que son fáciles de distinguir en la antigua vía al mar y en los diversos predios de la zona. Es en este maravilloso lugar, llamado Boquerón, junto al Páramo Las Baldías, donde vive hace más de setenta años Marta Guerra.

Doña Marta es custodia de semillas, de saberes y sabores, de palabras justas y de una ética inflexible, de dignidad y justas luchas, una mujer de largo recorrido y de experiencias duras, una campesina sabia, que se enoja fácil y que espontáneamente nos comparte sus alegrías. Artesana, curiosa, de mente ágil y analítica, vive en compañía de sus mascotas y de plantas aromáticas, medicinales, ornamentales, todas nativas de esta región montañera.

Huerta con muro de piedra, vereda Boquerón. Fotografía: Yuly Durango. 18/09/2021

Emprendedora del desarrollo sostenible

Cuando conocimos a Marta Guerra y le contamos del proyecto Plantas Patrimoniales para un desarrollo sostenible en San Cristóbal, le dijimos que la estábamos buscando porque todo el mundo nos hablaba de ella, Su respuesta no pudo ser más favorable al proceso, de inmediato nos comentó que estaba esperando una oportunidad así desde hacía mucho tiempo. Ella anhelaba aprender a realizar productos como pomadas de manera artesanal con el objetivo de fortalecer su economía y tener una entrada adicional. Habíamos encontrado una maestra y la imagen más coherente para nuestro proyecto.

Escuchar y aprender de la experiencia vital de Marta Guerra es apreciar en una dimensión profunda lo que significa verdaderamente el patrimonio. Nos ha parecido muy enriquecedor conocer a una mujer que encarna la identidad de nuestro Corregimiento y que es un modelo por seguir para muchos agricultores y jóvenes agrónomos.

Una custodia de semillas

A su avanzada edad doña Marta es custodia de semillas, conoce el tiempo de la siembra, los trucos secretos del clima y sabe preparar los abonos líquidos o sólidos para nutrir su humilde tierra. Y lo que no puede faltar es una diversidad en la siembra, el control por alelopatía, el aprovechamiento de cada rincón de la huerta.

Para prevenir las enfermedades y combatir los dolores, doña Marta tiene mil recetas. En su huerta hay plantas de poder aromático y medicinal como la mejorana, la ruda, la yerbabuena, el cidrón, el tomillo, el ajenjo, la menta, el romero, la caléndula, la penca de sábila, el acetaminofén, la cebolla puerro, la zanahoria, el yacón, la arracacha, entre otras. El sustento económico de esta campesina depende de la venta de productos alimenticios y medicinales cien por ciento libres de tóxicos y químicos.

Menta. Fotografía: Yuly Durango.
Boldo, conocido popularmente como la planta de acetaminofén. Fotografía: Yuly Durango.
Romero. Fotografía: Andrés Urán.

Marta Guerra es, además, una mujer emprendedora que ha sabido leer el tiempo y ha aprovechado las oportunidades para el cambio. Años atrás se aventuró a aplicar la agroecología y a implementar un modelo de consumo limpio. Para ella como mujer fue todo un reto ser diferente y cultivar con conciencia ecológica, pero hoy en día ha logrado la sostenibilidad a partir de un modelo agroecológico.


Ella cultiva y vende sus productos, además recibe visitas en las que da charlas de agroecología y ofrece sus delicias gastronómicas al público, e incluso oferta bolsos artesanales y tejidos. Hace unas tortas magistrales de yacón y unas sopas de verduras deliciosas. Es una anfitriona que enseña y con la que vale la pena conversar, pues tiene historias para reír y llorar.


Cuando presenta su casa y su huerta pone mucho empeño en que tanto los habitantes del territorio como los visitantes de lugares más distantes conozcan los procesos, las especies y los beneficios de tener una despensa medicinal y alimenticia al alcance de la mano. Sus controladores de plagas integran la siembra y la fumigación con plantas como la ruda, la atracción de insectos benéficos con la caléndula y la nutrición del suelo a través de la rotación variada de los cultivos. Por su trayectoria y reconocimiento, por su labor comunitaria, doña Marta Guerra merece ser valorada y respetada.

Usos tradicionales de la menta:

Menta (Mentha piperita L.)

La menta es una planta aromática y medicinal, conocida por generar frescura y salud. Las hojas y las flores de la menta tienen propiedades carminativas, es decir, que previene y favorece la expulsión de gases; como antiespasmódica ayuda a calmar cólicos estomacales. Se emplea para todo tipo de desórdenes digestivos (dolor de estómago, náuseas, gases). También se usa en el tratamiento de la cefalea y la fiebre. Esta planta se puede consumir sola o en mezcla con otras especies, a menudo se agrega una o varias hojas en la preparación de jugos naturales para obtener una bebida aromática y refrescante. Se puede consumir la hoja de menta fresca o seca, y se prepara en infusión.


Al utilizar esta planta es importante evitar administrársela a niños menores de dos años y mujeres en estado de embarazo o en periodos de lactancia (puede reducir el flujo de leche).

Investigación y edición: Luis Eduardo Cano Álvarez.
Fotografías: Yuly Durango y Andrés Urán.

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1 comentario en “Marta Guerra, una agroecóloga legendaria”

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