María Belén

María Belén Estrella / ETERNIDADES

En portada de ETERNIDADES : Sagaz, Carlos Alberto Jacanamijoy Quinchoa.

EL FRASCO VACÍO

Rascaba intermitentemente el fondo
del frasquito vacío
sin querer resignarme a que nada,
nada,
quedaba ya en su interior.
Por momentos lo atravesaba
la luz del sol
Un rayo furtivo
engañosamente
lo hacía parecer lleno.
Miraba a través del vidrio
y todo parecía cambiar
de tamaño
sin bordes
colores difusos…
Cuánta mentira cabe
en un pequeño frasco vacío
Cuánto puedo culpar de creer
a un pequeño frasco de vidrio

Sé que alguna vez guardó galletitas
dulces, rellenas
reservadas para las visitas.
(El frasco prohibido)
Sé que después se llenó de arena de playa
mezclada con caracoles
El mar…
No se puede encerrar el mar
(El frasco del tesoro)
Ahora sé que sólo guarda suspiros
lanzados sin motivo
Por eso es que se ha perdido la tapa
y nadie la busca
Lo que se guarda en ese frasco
a nadie le importa
(El frasco olvidado)

¿Y por qué estoy aquí?
Rascando intermitentemente
el fondo vacío
Escudriñando el borde
de un vidrio sin filo
sin riesgo
Un borde que separa
el interior vacío
del exterior más vacío aún
El límite entre lo que es
y lo que quizás podría ser.

Como quien no quiere la cosa
el frasquito resbala
Creo que lo empuje con la palma de mi mano
y me aseguré, casi sin darme cuenta,
de que recorriera hasta el final
el estante en el que estaba

El estruendo de cristales rotos
sacudió la maraña de recuerdos
que albergaba el frasco vacío.

Tomé con la punta de los dedos
un pedacito de cristal
Si no hubiera estado ahí
cuando el frasquito se estrelló contra el piso
y se desmembró en mil pedacitos
nunca hubiera podido adivinar
que ese trocito de cristal
era antes un frasco vacío.

El cristalito entre mi dedos
sí tenía filo
y unas gotas de sangre brotaron de uno de ellos
También era el borde que separaba
lo real de lo imaginario
Puse el cristal frente a mi ojo
y lo que ví a través de él
no tenía formas
era de colores difusos.

El pedacito de cristal era
también el límite entre la razón y la locura
entre el dolor
y la magia que lo hace desaparecer
lo que recuerda el frasco transmutado
y confirma que esos despojos
son lo único que queda de él.

El resto de los pedacitos de cristal
quedaron desperdigados en el piso
algunos llegaron a la alfombra
Alguien se ocupará de juntarlos
nadie notará que falta el frasquito vacío
solo yo que me guardé para siempre
la cicatriz que me dejó
Un día cualquiera, algún desprevenido
pisará la alfombra y se lastimará
con alguna astilla de vidrio que no
se pudo limpiar
Y aún así,
no sabrá jamás de dónde salió eso diminuto
que le hirió

Quién hubiera creído
que un frasquito vacío
fuera capaz de tanto…

María Belén Estrella (Justo Daract, Argentina, 1983). Escribe desde muy chica, aunque siempre de manera amateur. Le gusta escribir poesía, cuentos, pero también ensayos sobre cuestiones políticas y sociales. Es docente en nivel medio y trata de poner en sus clases de geografía, historia y sociología, un poquito de arte, especialmente, arte latinoamericano. Actualmente está haciendo su tesis de maestría en comunicación institucional sobre medios alternativos y populares como espacios para que muchas más voces sean escuchadas.

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