Santiago Monsalve Uribe es un joven músico del corregimiento San Cristóbal, un apasionado por la vida, promotor de encuentros y diálogos de saberes que permiten celebrar la vida y nuestra pertenencia a la tierra, inquieto por los temas asociados a la naturaleza y la trascendencia. Quienes conocemos a Santiago sabemos que la música ha sido y es parte de su esencia. Desde muy joven ha iluminado su corazón y el de muchos en el corregimiento con las suaves notas de una guitarra. Él hace parte de una generación de artistas que trabaja desde la música para hacer visible a San Cristóbal como un territorio donde la cultura es una tradición viva.
Por su trayectoria artística sabemos de sus sueños y de su capacidad para construir realidades fantásticas e inéditas. Uno de los sueños de Santiago y quizá el que más recordamos a nivel local e internacional es “El Medellín Blues Festival”. Gracias a este festival de música, inédito en Medellín, Santiago demostró que en nuestro corregimiento la ruralidad puede ser vivida de maneras diferentes y así fortalecer nuestro sentido de identidad y pertenencia.
“Yo soy un apasionado de mi pueblo, a pesar de todos los cambios que hemos vivido en la última época. Pienso que todavía hay mucho verde, que somos ricos en saberes ancestrales, que todavía permanecen vivas muchas tradiciones y que hay muchas personas que comparten sus saberes. Debe haber algún relevo generacional para revindicar la labor de los campesinos. Desde aquí a la ciudad podemos aportar mucho, desde este cinturón verde, como uno de los cinco corregimientos del Valle de Aburrá.”
El saber tradicional de los abuelos
La historia de Santiago con las plantas medicinales se remonta a una tradición familiar y, en especial, con el saber de su abuela, quien las usaba para calmar sus dolencias, refrescar y curar los ojos, para la diabetes, para la piel:
“La relación de mi abuela con las plantas quizá caló en mi memoria de alguna manera. Años después tuve un proceso de encuentro significativo y afectivo con la montaña. Eso aconteció en la reserva El Moral, ubicada la vereda la Palma y a raíz de esa experiencia y gracias al encuentro con otros amigos, pude darle un significado más profundo a mi historia con las plantas. Me empecé a apasionar por encontrar la salud en las plantas. Me di cuenta de que con las plantas patrimoniales nos podemos sanar de muchas cosas”.
En la casa de Santiago Monsalve se respira un ambiente de esperanza con aromas a romero y eucalipto. Su hogar, ubicado en un sector de la vereda Travesías, ofrece una vista de veredas como las Playas, el Uvito y la Cuchilla donde las huertas y el cultivo de hortalizas y flores decoran el paisaje.

Buscando las vibraciones de la tierra. Fotografía: Andrés Urán.
“Comencé con unas cuantas semillas y plantas que me fueron regalando. Ahora quisiera tener más variedad de plantas para aprovechar sus beneficios y seguir manteniendo el legado patrimonial vivo”.
Como en muchas veredas del corregimiento de San Cristóbal, la vereda Travesías se encuentra en pleno desarrollo urbanístico, lo que contrasta con las huertas tradicionales donde la cebolla y el cilantro crecen entrelazados.
En su hogar, Santiago ha creado un oasis patrimonial con plantas como la menta, el romero, la yerbabuena, el poleo, el cidrón, la citronela, el limoncillo, el pronto alivio, el eucalipto, la ruda, el brevo, el tomillo y el sauco, aliados poderosos para mantener la salud y prevenir la enfermedad en tiempos donde hace falta difundir y practicar los conocimientos ancestrales.

“Le estamos apostando a tener un ciclo agroecológico en este proyecto familiar, a optimizar nuestros recursos, los abonos, la alelopatía. Creo que debemos apuntarle a lo agroecológico, a comer sano, a resignificar nuestra relación con la tierra y aprovechar el potencial de las plantas”.
Dejar el ruido y buscar las vibraciones
Hoy los sueños de Santiago se plasman en un proyecto de vida que integra la familia, el arte y la naturaleza, aspectos importantes no solo para una educación integral sino para la salud y la limpieza del cuerpo:
“Utilizo el sauco, el limoncillo y el eucalipto, considero que son plantas muy poderosas. Las uso para los resfriados de mi niño y para la rinitis que a veces me aqueja. Me gustan porque me ayudan a mantener mi cuerpo limpio y sano”.
Santiago apuesta por un retorno a la tierra, por una valoración espiritual, un trabajo afectivo y familiar.
“Es momento de regresar al interior, dejar el ruido y buscar las vibraciones. Como corregimiento queremos encontrarnos con lo natural, con lo diferente. Deberíamos recordar para dónde vamos, qué territorio estamos pisando. Debemos revindicar nuestras sonoridades, nuestras músicas y alejarnos de ese ruido tan caótico en que está envuelto el mundo. A veces somos poquitos los que comprendemos, los que podemos disfrutar y ser responsables”.
Como habitante de San Cristóbal y gestor cultural, Santiago busca transmitir con su música ideas y acciones que nos hagan tomar conciencia sobre nuestros modos de habitar en comunidad:
“Mi mensaje esencial es que nos reencontremos con lo básico, con la memoria. Tenemos que reflexionar sobre lo que consumimos, de dónde viene, qué tiene, cómo se produce. Creo, sin duda alguna, que debemos hacer algún cambio, una transformación de mentalidad comienza por los hábitos y el consumo. Como ruralidad debemos aprender de la sencillez de la naturaleza”.
De diversas maneras nos vamos conectando a la tierra y a una tradición que nos invita a sumar esfuerzos en un mundo que requiere acciones conscientes. Continuar con nuestras costumbres y darles un matiz diferenciador hace parte de nuestra responsabilidad comunitaria. Cada planta tiene un poder que nos recuerda nuestro origen.
El sauco, receta para la voz
En nuestro corregimiento hay una tradición de bebidas caseras que ayudan a nuestro sistema respiratorio y ofrecen soluciones efectivas a los que se enferman de la garganta. Entre todas las plantas patrimoniales disponibles en San Cristóbal, el sauco ocupa un lugar indiscutible.
Se utilizan: Hojas, flores y frutos.
Modos de uso: Las flores son usadas en San Cristóbal de manera tradicional en infusiones para calmar la tos, la sinusitis y afectaciones del sistema respiratorio.
Por tradición: La infusión suele mezclarse con hojas de brevo, cáscaras de mandarina y se acostumbra a tomar bien caliente en horas de la noche. Como muchas de las plantas aromáticas y medicinales se recomienda evitar el consumo excesivo y no administrar a mujeres embarazadas y en lactancia.
Fotografías: Andrés Urán.
Investigación y Edición: Yuly Durango y Luis Eduardo Cano.
